A través de una página web especializada en arquitectura, se abrió una votación para conocer cuales son los 5 mejores y más influyentes que se han visto en nuestro país. Conocedores, profesionales capacitados en arquitectura y construcción, eligieron a estos arquitectos que marcaron a nuestro país con sus ideas. La lista a continuación:
Luis Barragán / Guadalajara, Jal., 1902-Cd. de México, 1988
De profesión ingeniero civil, Barragán es el único mexicano que ha recibido el premio Pritzker de Arquitectura (1980), galardón equivalente al Nobel. Su obra destaca por una poética del espacio basada en la austeridad, la integración de tradiciones locales con una forma de vida contemporánea y el manejo del color como una herramienta de composición espacial.
Barragán veía la arquitectura como ejercicio de sublimación personal. Sus viajes, conversaciones, lecturas, experiencias y relación con diversos personajes derivaron en reflexiones profundas y se convirtieron en parte del universo del que deriva su hacer.
Parte de su influencia fue la arquitectura vernácula y hacendaria de Jalisco, pero también las vanguardias europeas de los años 20 del siglo pasado. Tiene afinidad, sobre todo en la conceptualización del color, con el movimiento De Stijl y con sus contemporáneos: Mathias Goeritz y Chucho Reyes. Cuenta la leyenda que los famosos dibujos de un librito publicado por Ferdinand Bach, sobre jardines, también fueron determinantes en su pensamiento.
La casa/estudio de Barragán, construida en 1947, es reflejo de su visión arquitectónica más íntima y símbolo de una creación más original. El convento de Capuchinas en Tlalpan, en especial la capilla, expresa la relación de luz y color como un concepto de espacio.
Uno de sus mayores aportes fue la traducción del lenguaje moderno abstracto del movimiento artístico De Stijl a los conceptos de la arquitectura vernácula del centro de México.
En 1976 recibió el Premio Nacional de Artes. Sus concepciones influyeron a Armando Salas Portugal, su socio; a Ricardo Legorreta, José Iturbe, Armando Chávez, José Vigil y a muchos más hasta la fecha.
Ricardo Legorreta / Cd. de Méx., 1931-2011
El arquitecto Legorreta interpretó el estilo arquitectónico de los edificios tradicionales: colores vibrantes, formas geométricas, fuentes, espacios llenos de luz y patios íntimos, para impregnarles su estilo: minimalismo expresivo, color como tema y espacios de gran escala.
Es el único mexicano que ha recibido el Praemium Imperiale otorgado por la Asociación de Arte de Japón (2011).
Para Legorreta, la arquitectura era “un vehículo para establecer referentes, tanto personales como de identidad colectiva”. El color no es para él una herramienta como para Barragán; es un tema sine qua non, que completa el juego de referentes personales y colectivos.
La formación de Legorreta estuvo fuertemente influida por Barragán, José Villagrán y Mathias Goeritz, así como por el periodo colonial de México, el mundo islámico (patios) y la arquitectura monumental de Louis Kahn.
Diseñó más de 100 proyectos: museos, hoteles, corporativos, fábricas, campus universitarios, espacios urbanos, así como residencias privadas en México y en el extranjero.
El hotel Camino Real de la Ciudad de México (1968) es uno de sus proyectos más destacados y uno de sus favoritos. Decía que éste le ayudó a descubrir sus raíces mexicanas en sintonía con el medio ambiente. Otras de sus obras relevantes son el museo Marco de Monterrey, La casa con patios y el edificio de Celanese, síntesis plástica y estructural de un espacio de trabajo.
Proyectó en el mundo el concepto ‘minimalista mexicano’ con el tema del color como bandera.
Fue Premio Nacional de Artes 1991. En 2000 se convirtió en el primer latinoamericano en recibir la prestigiosa Medalla de Oro del Instituto Americano de Arquitectos (AIA), dada su influencia en la práctica de la arquitectura.
Además de influir en su hijo y socio, Víctor, lo hizo en una pléyade de arquitectos que trabajó y colaboró con él.
Teodoro González de León / (Ciudad de México, 1926)
Premio Nacional de Artes en 1982 y Gran Premio de la Academia Internacional de Arquitectura, su trabajo destaca por una búsqueda continua del lenguaje contemporáneo mexicano; la traducción del ‘brutalismo lecorbusiano’ a un procedimiento constructivo local con expresión propia en el uso del concreto y la monumentalidad.
Trabajó en el taller de Le Corbusier durante 18 meses. Inicialmente desarrolló su obra en el campo del urbanismo y la vivienda popular, y luego, en el de los grandes edificios públicos y privados.
Su obra arquitectónica abarca más de 62 años de trabajo ininterrumpido y comprende cerca de 300 obras y proyectos en los que se privilegia el espacio público, la interrelación de los usuarios y el empleo de formas masivas de concreto cincelado con un lenguaje que funde lo universal con lo regional.
Es moderno en todos los aspectos, si bien, existe una inevitable identidad cultural en su arquitectura, su búsqueda tiende siempre a la abstracción y a la expresión de la modernidad a través del concreto armado, como material referente, ahora también conocido como ‘teocreto martelinado’.
Su arquitectura se explaya más en su libertad de expresión y en su búsqueda de modernidad, cuando no hay obligación de hacer concesiones al contexto.
Su influencia más importante, imponente y directa es la de Le Corbusier y la de su socio en muchas obras, Abraham Zabludovsky, con quien proyectó el edificio del Infonavit. En éste, junto con la Delegación Cuauhtémoc y El Colegio de México, también diseñados con Zabludovsky, utilizó el patio como elemento de integración.
Destacan también el museo Rufino Tamayo, la Universidad Pedagógica Nacional y la remodelación del Auditorio Nacional. Y junto con Francisco Serrano y Carlos Tejeda realizó el corporativo Arcos Bosques, símbolo de una nueva modernidad.
La obra de González de León ha contribuido, en gran medida, a definir la imagen arquitectónica urbana de México.
Pedro Ramírez Vázquez / (Ciudad de México, 1919)
Premio Nacional de Arte en 1973, la trayectoria de Ramírez Vázquez destaca por su adhesión a las necesidades de lenguaje del partido en el poder, lo cual desemboca en la monumentalidad.
Su ideología arquitectónica se hermana con la del partido al que le produce. Es una dualidad entre la necesidad de una imagen moderna y progresiva, al mismo tiempo que institucional.
La posición teórica de Ramírez Vázquez tiene la influencia de sus maestros José Villagrán y el urbanista José Luis Cuevas.
Una clara ideología nacionalista ha marcado todas sus obras. Algunas reunieron evocaciones precolombinas con técnicas industriales, además de celosías peculiares y dimensiones ceremoniales.
Su trabajo varía según el arquitecto proyectista que esté asociado con él, mientras él se vuelve el gestor político de su realización. Su habilidad como promotor fue reconocida en puestos como la dirección de la Olimpiada de 1968 y en la Secretaría para Asentamientos Humanos y Obras Públicas.
En colaboración con Rafael Mijares y Jorge Campuzano realizó el Museo Nacional de Antropología que sigue siendo uno de los mejores edificios del siglo XX en México. Destaca la embajada de Japón en el país, donde renuncia a la exacerbación de la monumentalidad, y resuelve un edificio con gran sentido urbano, en relación con el entorno al que pertenece.
La imagen de la arquitectura institucional nacionalista, que en un momento fue símbolo de la modernidad en México, es uno de sus legados.